Febrero es el mes en que se celebran la mayoría de los carnavales a nivel mundial, lo cual no quiere decir que solo en estas fechas lo hagan, hay otras fechas, pero tradicionalmente han sido en febrero.
Por eso es oportuno aludir algo al carnaval más famoso de Colombia y uno de los más conocidos de Latinoamerica como los es el de Barranquilla, la Arenosa, Curramba, la tierra de los ñeros, pero no de los lumpen sino de los costeños alegrones y dicharacheros que a todo le ponen picante y sabor.
En unas publicaciones que ha realizado Comfamiliar de Barranquilla "Tertulias Musicales" me encontré valioso material sobre el folklor caribe y entresaqué lo referente a los salones burreros y aquí lo transcribimos para su delite.
SALONES BURREROS DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA
(Primera Parte)
Mariano Candela: En el día de hoy damos comienzo a las tertulias organizadas por el Centro de Documentación Musical del Río Magdalena y el Caribe Colombiano, proyecto de Comfamiliar del Atlántico mediante convenio con la Universidad del Atlántico, para el ciclo correspondiente a 1999.
Antes de Carnavales realizaremos dos tertulias: la de hoy y la del próximo 3 de febrero, que tratará sobre “La música y los versos de las danzas de congos del Carnaval de Barranquilla”. Y hoy, como ustedes ya saben, el tema a realizar es el de “Los salones burreros y los salones populares en el Carnaval de Barranquilla”, como los primeros espacios organizados presentados en el Carnaval de Barranquilla desde el siglo pasado hasta más o menos los años 40 y 50, y que de todos modos han tenido que ver con toda esta historia que se realizó inicialmente. Esta noche me acompaña en la mesa la directora del Centro Cultural Comfamiliar, Carmen Alvarado de Escorcia, también está Rafael Campo Miranda quien ha tenido mucho que ver con la historia musical de la ciudad, de los Carnavales, de la región y del país. Y el invitado especial esta noche, Alfredo De la Espriella, a quien ustedes conocen por su amplia experiencia en escritos e investigaciones sobre el Carnaval de Barranquilla, en especial en este tema. Otro invitado, el amigo Marco T. Barros se excusó por encontrarse su señora esposa delicada de salud, sabemos que él es un asiduo asistente a nuestras tertulias.
Desde que conocí los escritos en la revista Barranquilla Gráfica a pesar de estar adolescente, me llamaron la atención los escritos de Alfredo De la Espriella, en especial los que trataban de la presencia de los Salones Burreros y los Salones Populares unos cincuenta años atrás o un siglo atrás. En cierta medida los balanceaba o los comparaba un poco con lo que uno vivía en ese momento que eran las famosas verbenas de los barrios populares. En ese momento las verbenas comenzaron a aparecer en las calles cercadas; los bailes de Carnaval que existieron en la década del 60 todavía son vestigios de lo que alguna vez se llamó los “asaltos”, posteriormente las casetas, y eran sitios para mí realmente de encuentros, de convivencia pacífica en el Carnaval de Barranquilla. La pregunta obvia y para iniciar esta tertulia con Alfredo es ¿Cómo eran esos Salones Burreros según la información que tú has manejado desde la fecha que se iniciaron, siglo XIX o siglo pasado?
Alfredo De la Espriella: Empiezo por decirte que yo no los conocí, pero en realidad por tradiciones orales muy respetables y por la cual siempre me interesé, ya que conocí mucha gente octogenaria que sí los disfrutaron, me contaron como eran aquellos espacios, que desde mucho antes que se organizara el Carnaval, cuando el Club Barranquilla se decidió a aportar para que las fiestas tuviera esplendor y apoyaron a la gente para que tuvieran la oportunidad de disfrutar mejor, llevándole música, trago, disfraces, etc. Entonces eran unos sitios despoblados donde se reun&iacutE;an, se convocaban. Habían espacios reservados para el que quisiera bailar, echar una curruchadita, eso era irse con la monacuca guayabera, y posteriormente eso tuvo historia muy folclórica y muy vernácula, porque cuando se hizo el Carioca, que fue un salón burrero pero con caché. Allí iba la monacuca guayabera acompañada obviamente de su monocuco, pero como él le sacaba el número, o sea la plaquita, allá en la alcaldía que valía 20 centavos, la traía acá, bailaba con ella toda la noche y la gente decía que se había levantado su numerito. En aquel entonces simplemente había un espacio para bailar. Le llamaban burreros por los burros, porque eran campesinos que venían como si hoy usted va en un jeep y le dijeran salones jeeperos porque parquea el jeep. Ellos parqueaban los burros, allí estaban, bailaban y se acabó. Pero únicamente los tres días, porque es que han cambiado mucho las costumbres, hoy el Carnaval empieza en agosto. Entonces no, el Carnaval es una fiesta precuaresmal y como fiesta precuaresmal que está plenamente admitida y hasta bendecida, empieza el domingo: domingo, lunes y el martes se acabó la parranda. En aquel tiempo en los bailes de Cartagena, del pie de la Popa, que es de donde viene la costumbre, autorizaban el 20 de enero día de San Sebastián, patrono de Cartagena, le daban licencia al pueblo para que se divirtiera en la verbenas, de ahí viene luego la palabra verbena involucrada a esas fiestas populares que se hacían para empatar con el dos de febrero que era la Candelaria, patrona de Cartagena también y patrona de los negros de esa zona de Chambacú y ahí bailaban en la calle. Allá no se llamaron nunca Salones Burreros, pero aquí se les dio por las circunstancias que ya sabemos. Y viene de allá que el 20 de enero se otorgaba una licencia especial que era el bando, que hemos celebrado todos los años aquí en el Museo Romántico evocando esa vieja tradición. De sacarle partido al ridículo con el disfraz que llevaban los ujieres, los ministriles, etc., y que era una farsa muy simpática porque la persona escogida por lo regular era un artesano, un hombre del pueblo, pero ingenioso, que escribía unos versos, unas décimas y hacía lo contrario de lo que se debería hacer: ordenaba que se bailara, que se divirtiera, que se disfrazara, porque el Carnaval era eso: disfraz, y todo el mundo empezaba a partir de entonces. Pero no era que todos los días iba a salir en la guachafita, eso era nada más el veinte y se autorizaba uno o dos días en la fiestas de verbenas, las verbenas de la candelaria hasta el día dos. Pero como el Carnaval es un ciclo que ustedes saben que si este año tocó el trece sábado de Batalla de Flores, el año entrante son siete días después y tocará el veinte y el otro año el 27 y pega hasta marzo, después regresa al primero o dos de febrero y así sucesivamente, ese es el ciclo cuaresmal. Entonces muchas veces quedaba el Carnaval lejos del dos y pedían prórroga...
Público: Risas.
A. De la E: Y en esa prórroga seguía cutE;a la guachafita también y el pleque-pleque, como se dice el coge-coge. Eso se hacía el sábado por la noche, nada más. Pero como Barranquilla es más lisonjera, cuando ya empezó a popularizarse aquí, entonces la gente pedía que se prorrogara hasta el domingo. Se quedó sábado y domingo y más tarde jueves, de modo que tuvimos salones jueves, sábado y domingo, y cada quien llevaba su instrumento, sus tambores, guacharacas, matracas, maracas, lo que fuera. Pero cuando el Club Barranquilla en 1899 -hace 100 años exactamente, lo comentamos el día del Bando- nombró presidentes del Carnaval, se comprometía la presidencia del Carnaval a llevarle gratuitamente al pueblo todo: el trago, la música. ¿Que tocaban? la música que ellos mismos se ingeniaban, la música que ellos mismos creaban, porque ya con la flauta en los labios, las manos en los tambores, eran creativos y tocaban, Posiblemente, se llamaban en términos generales fandango, eran los fandangos de Carnaval, y de ahí fueron surgiendo los demás ritmos que poco a poco se fueron identificando como el porro, el mapalé, el chandé, etc., que ya ustedes conocen. Pero dentro de ese marco lo gracioso, lo pintoresco, lo simpático, era, primero que todo era gratis, nada pagado, se quería hacerle un tributo al pueblo para que estuviera contento esos días y se le daba gratis todo. Eso fue por muchos años, hasta 1922 cuando ya empezaron a constituirse aquí en Barranquilla una especie de salones y la palabra burrero fue desapareciendo y ya se convirtieron en los salones mercantiles, ya se cobraba entrada y ya había orquestas populares. Entonces eran bandas que había por montones y por eso fungieron muchísimo y eran muy simpática hastas que se fundó en el ańo 1929 el mejor de todos, que fue el Salón Carioca, pero ya existía en la Calle de las Vacas el que fue gran Salón Burrero de Barranquilla, y donde en el año 1972 con el Carnaval de Margarita Rosa Donado hicimos un homenaje a los 100 años, según las tradiciones orales, de que habían empezado esos bailes en Barranquilla que es donde estuvo el Teatro la Bamba. Ese fue el antiguo Circo de Toros y anteriormente habían estado allí los Salones Burreros de esa época. Entonces quisimos hacerle un homenaje y realizamos una fiestecita con la reina, pero ya desaparecido por completo el nombre, la gente se olvido de los Salones Burreros y nadie más habló de ellos, simplemente se tenía como una relación de que eran bailes gratuitos. Cuando se habla de Salón Burrero en el Paseo de Bolívar, en realidad nunca en el Paseo de Bolívar hubo Salón Burrero.
MC: ¿Pero en la Plaza de San Nicolás si hubo?
A. De la E: Tampoco. Mucho menos, porque estaba frente a la puerta de la iglesia y la iglesia no podía permitir eso.
Público: Risas.
A. De la E: Por cierto que tengo una anécdota muy simpática con Esthercita. Esthercita se fue a vivir al barrio El Silencio entonces le dije “Bueno hasta aquí llegó El Silencio, Esther Forero, porque contigo la cosa va a ser”. Y de pronto me llama un día, hace unos diez Carnavales, y me dice “Alfre, yo voy a volver a recuperar los Salones Burreros y voy a hacer aquí en El Silencio un Salón Burrero”, y le dije yo “Bueno magnífico, estupendo.” Porque entre otras, yo fui por espacio de 25 años Secretario de la Junta de Carnaval y siempre le proponía a todas las capitanas, a todas las reinas de los barrios -porque apenas en 1942 fue que se creó el título de soberana para los barrios populares- que en lugar de llamarse reinas se llamaran capitanas más bien; y que para revivir y rescatar las tradiciones de las danzas, que se estaban perdiendo porque ya no salían sino unas siete u ocho hombre, una fuera la capitana del Garabato digamos, que ya no salía como danza; el Pío-pío Gavilán, que ya no salía como danza; la Burra Mocha, que tampoco salía; la Chiva, que tampoco salía; todas esas, que eran danzas que entre otras cosas iban a bailar a los Salones Burreros. Y entonces ninguna quiso porque decían “Ajá, y si me toca la Burra Mocha, me van llamar la Capitana de la Burra Mocha”.
Público: Risas.
A. De la E: Entonces Esther me llama un día aterrada porque el único sitio que había para poner un Salón Burrero quedaba exactamente al lado de la iglesia de la parroquia. Entonces el padre me llamó y me dijo “Don Alfredo, aquí está una señora que dice que hay que hacer un Salón Burrero aquí y ella me dijo que usted era el inventor, el promotor de eso.”
Público: Risas.
A. De la E: Yo le di mi visto bueno y dijo que si que claro pero “Yo voy a hablar con el Obispo porque es imposible. ¿Como me van a montar aquí un ´Salón Burrero´ -Una palabra así como tan ordinaria- aquí al lado de la iglesia?”. Entonces me llama el Obispo y me echa el mismo cuento y que le habían dicho “Vea señora, haga el Salón Burrero, pero ruédelo un poquitico, ruédelo más para allá”. Le digo al obispo, en chanza claro, “Vea Señor Obispo, yo creo que más bien usted va a tener que rodar la iglesia...”
Público: Risas.
A. De la E: “...porque esto se va a complicar, aquí vamos a tener un solo con este Salón”. Bueno, nunca se hizo. Ni se volvieron tampoco a hacer, es que no se han vuelto a hacer. Yo si diría que sería fantástico volver a la Bamba, que creo que está desocupada...
MC: No, no. Ahí hay un poco de almacenes, de materiales y cosas de esas.
A. De la E: No, para ponerlo allá, porque en realidad la Calle de las Vacas es la calle matriz de Barranquilla. Ahora que fue ampliada yo se lo dije al alcalde y a toda esa gente, además se publicó un artículo sobre eso. La calle matriz de Barranquilla es esa, el camellón Abello, que llamaron antiguamente, era la Calle Ancha, y la Calle Ancha era la calle del poblado, el ágora pública donde había todas las concentraciones populares. Pero el Carnaval no lo tenía, únicamente en 1903 después de la famosa y tristemente célebre Guerra de los Mil Días, cuando al general Heriberto Vengoechea se le ocurrió que para celebrar la paz de Wisconsin en noviembre del año 1902, en el Carnaval del año 1903 se hiciera una batalla, pero no de plomo como allá arriba, sino de flores acá abajo y entonces muy buena idea, muy acogida y se prestó el Camellón, ya era Camellón no era Calle Ancha, para hacer una corte a la manera de los italianos, bellísimo, y a partir de entonces no solamente se constituyó un programa más de Carnaval sino que se le concedió licencia para que el sábado se incorporara y ya no fueron tres sino cuatro días de Carnaval a partir de entonces. Pero ya los salones no volvieron, nunca más se bailó en el Paseo. Muchísimos años después, ya yo estoy en el Sena. En 1950 siendo Edith Munárriz reina del Carnaval, la coronamos ahí en el Paseo, porque el periódico el Nacional comenzó a hacer una campaña de que como era posible que las reinas se coronaban en teatros, en clubes, la gente no tenía la oportunidad de ver su reina, eso debería hacerse al aire libre. Entonces, como Toña Vengoechea en el año 1923, cuando se realiz&oacutE; el primer carnaval por elección popular, no quiso coronarse sino en el Camellón y el alcalde Leonardo Falquez la coronó, yo dije “Hombre, vamos a hacer esta coronación aquí.” Y fue en el 1950 y en el 1951 cuando hicimos esas dos coronaciones, que por cierto tengo una anécdota muy simpática. Bueno, digamos que hubo Salón Burrero desde el punto de vista que todo el mundo bailó ahí, es decir, se cerró el Paseo de Bolívar y todo el mundo bailó ahí y se coronaron las reinas populares ahí. Pero recuerdo una anécdota: cuando yo solté la idea me la aprobó todo el mundo, Gobernador, Alcalde, los miembros, menos el comandante de la Segunda Brigada, una napoleoncito que se paró en seguida y dijo que de ninguna manera, había estado de sitio en Barranquilla, en Colombia y que no se podía hacer eso. Entonces el Gobernador, que era Rafael Gerlein y Villate, le dijo “Mi Coronel un momentico, vea, esto es distinto. Usted no conoce como son las cosas aquí. Aquí podemos hacer esto sin que pase nada, ni puede haber nada”. “Pues no señor. Voy a hablar con el Ministro de Guerra inmediatamente”. Y entonces viene Rafael y dice “Un momentico, yo voy a hablar con el Presidente”.
Público: Risas.
A. De la E: Y entonces llamó a Ospina Pérez y Ospina Pérez dijo “Hágame el favor y me hace el Carnaval en la calle y me saca a todo el mundo y que baile todo el mundo”. Si eso es lo que quería el país, que todo el mundo bailara. Y se hizo la coronación. Estupendo, fue un espectáculo lindísimo, concurridísimo. Y se hizo, pero no a manera de Salón Burrero, lo hicimos simplemente en el ágora pública y se hizo dos años nada más. Después, en la década de los 70, se volvieron a coronar otras reinas allá.
MC: Popularmente.
A. De la E: Popularmente. Pero entonces se convirtieron en cantinas y se tiraron todo el pastel, porque eso si dañó todo, el espacio...
MC: La seguridad.
A. De la E: ... la seguridad, esas cuestiones.
MC: Alfredo, hay un elemento, ahora que tu mencionas esto, porque el hermano del prebístero Pedro Rebollo, Andrés Rebollo, en unas crónicas que hizo a mediados de la década de los 30, hacia 1936, intentó hacer un resumen más o menos de los salones bailables del siglo pasado. Y el mencionaba que los primeros se hicieron en la Plaza de San Nicolás. Después dice que, poco a poco, hacia finales del siglo se fueron trasladando, quizá por el desarrollo de la ciudad, hacia los sectores por donde queda hoy la Biblioteca Departamental, la Calle del Camposanto, después estuvo la 30, la Calle de las Vacas...
A. De la E: A la Plaza Siete Abril, que es hoy la Cafetería Almendra Tropical, ahí se hacía el Entierro, la Conquista.
MC: En la plaza de San Mateo.
A. De la E: En la Plaza de San Mateo, que es detrás de la Biblioteca. Ese fue el antiguo cementerio de Barranquilla. Entonces esa era una plaza donde siempre se concentraban los políticos para sus discursos y fue siempre un poco Carnavalera, pero como ahí vivía mucha gente, había mucha residencia, pues tampoco era así como tan popular, pero lo que decía el hermano del Padre Rebollo era referencia a lo que él había vivido porque en esa época se trataron de concentrar ahí, pero la iglesia los quitó. Se iban a la Plaza de la Aduana, donde está construido hoy el edificio, eso era un arenal espantoso que había comprado el gobierno a doña María Rodríguez y por eso la llamaban La María, porque era una finca de propiedad de dońa María Rodríguez Diago. Y tiene bastante historia en Barranquilla, ahí se jugaron los primeros partidos de fútbol, de béisbol, ahí hay bastante historia. Y luego, las cumbiambas, porque las cumbiambas ahora caminan, entonces no caminaban. La cumbiamba era un sitio donde se reunían a bailar la cumbia, y tenía fama ese sector. En los salones burreros no había cumbiamba, no existía eso. El Salón era para bailar disfrazado. Eso sí, todo el mundo tenía que entrar con disfraz, a nadie se le permitía ningún otro vestido, sino disfraz, fuera de eso no. Allí era gratis, trago y la niña que llevaban yo no sé, pero en todo caso el afán era que se divirtieran. Después, cuando surgió el Carioca en la Calle del Dividivi. ¿Cuál es la Calle del Dividivi?
Mujer del público: ¡Murillo!
A. De la E: ¡Ah, que bueno! Están enterados.
MC: Alfredo, un momentico. Antes de llegar a lo del Carioca, porque quiero ir como redondeando el ambiente de los Salones Burreros. Según las crónicas de Rebollo y tu también lo has comentado mucho, existía en el fondo del Salón Burrero, en el fondo, como especie de trono en el cual se supone que debían llegar las autoridades carnavaleras y las de ese momento que eran los invitados especiales que en ese tiempo entiendo eran cuatro personajes: existían un presidente, una presidenta, un vicepresidente y una vicepresidenta.
A. De la E: Correcto. Y ellos llevaban...
MC: Que eran los que abrían el baile y mientras ellos no bailaban primero nadie se atrevía a bailar.
A. De la E: Nadie porque eso formaba parte del protocolo y la cortesía y del respeto. Cuando la primera reina, en el año 1918, Alicia Lafourie Roncallo, esa fue la primera reina que fue a un Salón Burrero, que fue un acontecimiento. No bailó con nadie, sencillamente iba. La primera que bailó y fue otro acontecimiento y ese más reciente fue Niní Munarriz, una reina lindísima, preciosa; el alcalde era Rafael Roncallo de doble ancho, era una cosa impresionantemente gorda y gruesa y alcalde, jocundo, compositor, bohemio, tu lo conociste, yo también y todo el mundo, y era una fantasía. Después de coronada ella solemnemente en el Teatro Apolo, hoy el Metro, salieron por la Calle Caracas con todas las cumbiambas, bajaron por Líbano y cuando llegaron a la esquina de Murillo o Dividivi con Líbano, la gente y todo eso, se bajó él con la reina, con Niní, la estaban esperando allá en el Club Barranquilla para abrir el baile y entró, bailó la primera pieza con ella, que entonces estaba de moda el guereguere. Como se acostumbraba el barato, el barato era una tradición muy buena, desde los Salones Burreros se pedía el barato, muchas veces se hacía con mucha venia y mucho placer, otras veces era imposible porque había gente que para fregarle la pita al otro le quitaba la pareja y no lo dejaba bailar con la enamorada...
Público: Risas.
A. De la E: ... y entonces se formaban los líos del caso. Y viene Roncallo y le entrega a una de las parejas. El parejo que le entregó era uno de los hombres más simpáticos, má jocundo, más gracioso, más pintoresco que ha tenido Barranquilla, que fue el negro Adán...
Público: Risas.
A. De la E: Entonces eso fue un espectáculo, aquel hombre grandote, gracioso y aquella niñita que parecía un viveló francés. Eso fue celebradísimo, una cosa increíble. Total, la pareja que hacían, pues el contraste que había, pero simpático. Y en el Club Barranquilla no venía la niña, porque además de bailar el Guerere bailaba Jamón con Yuca, que estaba de moda, entonces estaba otro para bailar La vaca vieja...
Público: Risas.
A. De la E: No, si. Todas esas cosas que estaban de moda y que era la música que se tocaba naturalmente en aquel tiempo. Ya había orquestas, estaba la orquesta de nuestro viejo amigo Lastra, Primavera, y había otra que se llamaba Lira del Caribe...
MC: Lira del Atlántico.
A. De la E: Lira del Atlántico muy famosa, y ya se tocaba mucho el porro, esa época empezaba porque en el año 30, ahora que hablamos de eso, los dos primeros porros que se tocaron fueron los que trajo y había compuesto otro gran compositor barranquillero, que había grabado en Nueva York con la RCA Victor, Camacho y Cano. Había grabado "Oyeme Lorenza", que se hizo famosísima.
MC: Y había grabado el primer tema al Carnaval que precisamente lo grabó en Nueva York en ese año. Alfredo, un paréntesis allí antes de entrar a esa década. Ese era el Salón Burrero donde fundamentalmente el grueso de la población, del populacho, la gente popular, incluida la gente que llegaba de la zona del río, de los pueblos cercanos, que llegaban allí se divertían. Los otros sectores de la ciudad, los dirigentes, los comerciantes, los que manejaban la ciudad en ese momento, a nivel económico y a nivel de la parte política, ¿A dónde iban a bailar?
A. De la E: Habían tres: sus propias casas, era muy tradicional. Había aquí familias muy tradicionales que tenían un baile de Carnaval, el domingo o el lunes o el martes, y ofrecían su baile de Carnaval. Otros, el Club. Entonces había el Club Barranquilla y las colonias radicadas aquí.
MC: Eso ya es como a finales del siglo pasado y en el comienzo de este.
A. De la E: Claro. El Club Barranquilla se fundó el doce de octubre de 1888 y después con las guerras hubo un cambio allí y se volvió otra vez, digamos, a fundar el siete de diciembre del añ 1907. Tuvo dos etapas. Pero los alemanes fueron los primeros que fundaron un Club y los alemanes eran carnavaleros, pero inmensamente carnavaleros. Hacían fiestas de Carnaval, antes que nosotros, en su Club. Dejaron huella increíble, porque ellos hacían máscaras, cabezas, los famosos cabezones que ustedes han visto del carnaval eso es obra del Carnaval de Munich, ellos trajeron aquí todas esas cosas, y hacían su Carnaval. Los italianos tenían también su Carnaval, ellos tenían el Carnaval de Venecia. Eran las dos más fuertes colonias. Los españoles también tenían, pero no fueron tan carnavaleros. Los verdaderamente carnavaleros fueron los alemanes, toda la vida, siempre que tuvieron club en Barranquilla hacían los mejores bailes del Carnaval y los italianos. Y después el Teatro Emiliano. El Teatro Emiliano fue un teatro bellísimo, que actualmente nosotros hicimos la réplica del teatro aquí en el Museo Romántico, y tenía bailes de Carnaval; el domingo era el gran baile elegante de Carnaval. Por cierto que el primer baile grande de Carnaval del siglo, lo inauguró el Presidente de la Rep&ucaute;blica que era el General Rafael Reyes, que vino a Barranquilla de casualidad, no vino al Carnaval. Pasó por aquí, estaba aquí, lo invitaron a la Batalla de Flores y después al gran baile. Ahí tenemos fotografías, ya de todo eso sí tenemos fotografías, muchas fotografías de toda esa época que las hemos publicado en la revista Barranquilla, y en la revista esa que yo hice, el libro llenarlo antes.
nadie se atrevía a ir una fiesta pues podía comer pavo y entonces ninguna niña no iba segura, no iba a calentar silleta, tenía que llevar su tarjetica con los enamorados o las personas que querían hacerle el honor y bailaban las piesesitas que eran de rigor, que era la música europea, los valses, las contradanzas y después se metieron los pasillos y después, pásmense ustedes, ¡el tango! El tango en la Argentina estaba prohibido en la clase alta, porque decían que era una pieza arrabal, la bailaban allááen los bajos fondos, y resulta que aquí fue en los altos...
Público: Risas
A De La E: ...se bailaba La cumparsita, se bailaba El choclo, se bailaba aquella otra tan linda, El tango azul; todavía Gardel no funcionaba, era ese tipo de tango. Pero el suceso grande fue el que yo te conté, tu tienes aquí la...
MC: Si, espérate que quiero que le mostremos al público primero un popurrí que hemos preparado en el sentido que a los salones populares de Barranquilla, sobre todo a los Salones Burreros de mediados del siglo pasado comenzaron a aparecer en los Carnavales los formatos diversos de la música popular nuestra, como fueron los gaiteros, los cañamilleros, las bandas e inclusive posteriormente comenzaron a aparecer alguno que otro grupo de acordeón que no solamente venía de los lados del Magdalena viejo, porque seún algunas investigaciones de algunos colegas, por ejemplo de Manuel Huertas en Sincelejo, tiene un pequeño dato interesante en un escrito que hizo sobre Pola Berté, que fue una bailadora de fandango de comienzos de siglo. El trae un dato allí que siempre me ha llamado la atención, y es que habla de un acordeonero que se conocía como Pedrito Alcuerque y que ya en 1910 este personaje había logrado mezclar el acordeón con algunos instrumentos de viento, lo que nosotros conocimos en los años 60 a nivel discográfico con Los Corraleros de Majagual. El reproduce un pequeño texto donde describe porque se da ese fenómeno de este personaje de mezclar el acordeón con instrumentos como el bombardino, el saxofón o el clarinete, y habla de que hubo un gran incendio y que la mayoría de los instrumentos de los músicos se quemaron, e inclusive algunos músicos también perecieron en ese incendio que hubo en Sincelejo a comienzos de siglo y estos músicos, a la hora de verdad músicos, no les importó que para hacer música había que mezclarse, así fueran dos formatos musicales diferentes, el acordeón y los instrumentos de viento de las bandas de la Sabana de Bolívar formándose así, quizás el primer grupo corralero que se conoció en este siglo en nuestraregión. Entonces vamos a escuchar un breve fragmento de estos cuatro formatos porque es interesante para la historia musical nuestra y para lo que ha sido la música popular, en la cual estos formatos comenzaron a aparecer y tener protagonismo en el Carnaval de Barranquilla a través de estos salones populares.
- Se escucha la grabación de un pppopurrí-
Sigue
SALONES BURREROS DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA
(2a. parte)
Primera Parte
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MC: Antes de escuchar sobretodo las piezas de las bandas de los años veinte y el tango de que hablaba Alfredo, vamos a permitir una pregunta, Alfredo, que quiere hacerte uno de los asistentes.
Voz Hombre Público: Don Alfredo, es que me llama la atención que usted habla del tango y guabina en el Carnaval.
A. De la E: No, pasillo; pero no en el Carnaval de la Calle, en el Carnaval de los clubes, en el del pueblo no.
Voz hombre público: El trago en los Salones Burreros tenía un valor.
A. De la E: Todo era regalado.
MC: Pero era chicha, me imagino.
A. De la E: No, no, no, un ron muy bueno, mejor que el de ahora.
Público: Risas.
MC: ¿Sí le daban ron bueno a la gente del Salón Burrero?
A. De la E: Y había el famoso Ron Blanco que después la gente del pueblo lo llamó “Gordolobo” por la botella de licor “Gordon” que venía en los barcos y que botaban y tenían pintado un dragón, que era un lobo decía la gente, y de ahí quedó “gordolobo”, “capetuza”.
MC: ¿Quién más va a preguntar algo?
Nico: Vargas siempre cuenta una historia del capuchón rojo, ¿que hay de cierto en eso, Alfredo?
A. De la E: No, los capuchones son de varios colores, nunca de un solo color.
Nico: Un asesinato, que tiene su historia.
A. De la E: Ah no, esas son cosas tristes que no vale la pena conversar aquí.
MC: Bueno, hubo un salón a fines del siglo pasado, coment&aacutte;bamos ahorita con Alfredo, que se llamó el Salón Fraternidad. Ese salón quedaba donde está ahora el Ley del centro, al frente, progreso entre San Juan y San Blas. ¿Qué sectores eran los que acudían a ese salón bailable?
A. De la E: Era un salón de categoría, pero no de ricos sino de clase media económica, muy fino, muy bueno y bailaban lo que bailaban entonces. Pero no era popular de chancletas y abarcas, ya era en zapatillas y charol.
MC: ¿La gente que llegaba ahí no dejaba el burro en la puerta?
A. De la E: No, ellos no tenían burro.
Público: Risas.
MC: Bueno, vamos a escuchar entonces...
A. De la E: Echo el cuento primero.
MC: Bueno, echa el cuento primero.
A. De la E: Hubo una danza en Barranquilla que la bailó todo el mundo, que era la danza Carmen Sofía, de autor anónimo, se la atribuyeron a varios compositores de aquel tiempo pero nunca se ha consagrado porque no hubo partitura. La bailaba todo el mundo. Era una danza de salón, muy fina, más aún, cuando se abrían los bailes siempre ese era como el himno de la fiesta, no propiamente de Carnaval, se bailaba siempre en todas partes.
MC: Era como el abrebocas de la fiesta.
A. De la E: Sí. Era muy sentimental, muy romántica, tenía una nota muy sublime. Y en verdad se acostumbró, como cuando terminaban los bailes a las tres de la mañana se tocaba el famoso vals de las tres de la mañana. Primero era hasta la una de la mañana, después hasta las seis y después quien sabe hasta cuando.
Público: Risas.
MC: Julián Pérez.
Julián Pérez: Enfrente de lo que es hoy el almacén Ley, también hubo por ahi en el ańo 1938...
A. De la E: ¡El Arlequín!
JP: ¡Eso!
A. De la E: Todavía no hemos llegado, vamos por el treinta.
MC: Esta danza Carmen Sofía, ¿Dónde era que se bailaba? ¿En qué parte? ¿En clubes o en cualquier baile popular?
A. De la E: Se bailó en todas partes. Se convirti&ocute; en un himno. Yo siempre lo he utilizado en todos mis programas sobre historia de la ciudad, lo tengo como un estímulo.
A. De la E: Eso vino después. Estamos en el treinta.
Público: Risas.
MC: Vamos a escuchar entonces...
A. De la E: Oigan la danza para que vean que bonita era, esta tocada por una banda ¿Esa es?
MC: Si, una banda...
A. De la E: La boquilla, creo que se llama.
MC: Si. Realmentees de las piezas que a nivel de banda logró adquirir un nivel de orquestación interesante con respecto a lo que se escuchaba en esa época. Vamos a escuchar a esa Carmen Sofía.
-Se oye grabación Carmen Sofía, interpretada por la banda La Boquilla-
Público: Aplausos.
MC: Ese es un ejemplo gráfico de los años 30. Bueno, ahora lo del Charleston.
A. De la E: En 1921 se abrió un nuevo club en Barranquilla, el Club ABC, probablemente ustedes se acuerdan de un bellísimo edificio, que posteriormente en un convenio que hicieron los clubes Barranquilla y ABC se convirtió en Club Barranquilla, ese edificio fue constriudo por Don Víctor Dugand, quien fue el presidente del club ABC, que tuvo seis años de vida nada más como centro social. Y estando él en Panamá, la música panameña también se empezó a oir por aquí, el Tamborito Panameño era muy popular, se tocaba y se bailaba; y allá encontró una orquesta muy buena en un club de allá y se la trajo para acá. Fue la primera orquesta, “The Panama Jazz Band”, que vino a Barranquilla a amenizar un Carnaval en un club, y se trajo, obviamente, el repertorio que estaba de moda en Panamá, que era gringo, toda la música gringa: el Charleston. Como ustedes saben, el Charleston es un baile de acróbatas, la gente para bailarlo necesita tener una cantidad de cosas sueltas, desatadas...
Público: Risas.
A. De la E: Y la moda empezaba a tener una influencia enorme en los cambios que empezaron luego a surgir gracias al cine, porque entonces venían todas esas vampiresas, la Gloria Swanson, Clara Bobo, con trajes que cambiaron por completo la línea aquella, sobria, discreta, de la mujer que se vestía muy sobriamente, primero porque se subió la falda, estaba hasta el tobillo y se subió hasta la rodilla, lo cual era una cosa muy seria. Después el escote que se llamó de palangana, una cosa obviamente ordinaria, y el escote bajó más de la cuenta; entonces, por supuesto, se veían muy frívolas, pero era el cine, el cine imponía la moda, y las niñas que tenían trenzas muy bonitas y se pon&icaute;an lacitos y todas esas cosas, se los cortaron para hacerse un peinado papindó y a la Garcón; y empezaron a hacer otra cosa peor: a fumar y a tomar. Tomaban un frapé, todavía no se tomaba el whisky como ahora, pero se tomaban un frapé y una especie de menta; y empezaron a bailar semejante cosa espantosa. Se pusieron de moda el Charleston, el Fox-trot, el one-step, y el lambetuboc, fueron cuatro aires típicos norteamericanos y todo el mundo ya no pensaba en nada más sino en tocar eso y disfrazarse de los disfraces locos de esa época. Creo que aquí hay una cosa del Charleston, ¿Verdad?
A. De la E: Antes de eso, se me olvidaba, en 1918, cuando fue elegida por primera vez reina Patricia Lafourie, ella estudiaba en París y se trajo rollos de pianola, se usaban mucho las pianolas, los rollos; y entre esos se trajo un tema que estaba de moda en París, lo cantaba los Mistinquet, lo cantaba Chevalier, lo cantaba Mauricio Chevalier y fue la locura, y aquí también.
Pero, naturalmente, fue prohibido después porque insinuaba levantar las piernas y las niñas no podían levantarse de los tobillo. Fue un escándalo, se llamaba La Machicha y resulta que después el cine mexicano tomó esa partitura, le puso letra y lo volvió un corrido, y ustede lo conocen más que la Machicha.
Para subir al cielo, se necesita
una escalera grande y otra chiquita
Y esa es la famosa Machicha. Era muy divertida, muy bonita, pero se prohibía porque no se podía en centros de cierta categoría levantar las piernas, y mucho menos señoritas distinguidas y destacadas. Después, esa década de los veinte, viene toda esa música, pero todavía Panamá sigue mandando la parada. Fabregas, Ricardo Fabregas, que es un compositor muy conocido, escribió un tema formidable, divertidísimo pero apropiadísimo para el Carnaval y lo trajo acá. Quien dijo Miedo, figúrese, era otra cosa que se podía bailar alla, en el Salón Burrero digamos, pero no el club. Se llamaba Tóqueme el trigémino. ¡La gente no sabía que era el trigémino y se imaginaron otra cosa!
Público: Risas.
A. De la E:
Tóqueme el trigémino
tóquemelo usted
Ay, tóquemelo...
“Tóquemelo porque si no me voy a morir.” Y resulta que el trigémino es un nervio facial que ordena la morisqueta de paso, y lo confundieron con otra cosa, entonces no se podía tocar eso y se suspendió. Era director de la orquesta del club un eminentísimo folclorista, uno de los má,s grandes focloristas que ha tenido el país, la gente se ha olvidado de él, ya no lo conocen, lo conocimos muchísimos. Lo crió el mejor libro que se ha escrito sobre folclor de la costa, Emirto de Lima y Sintiago, Cónsul de Liberia y de Honduras, que hacía el famoso suarez de allá, una cultura vastísima, graduado en la Escuola Cantorum y autor de muchas composiciones y era el director de la orquesta titular. Después se presenta otro aire foclórico que escribe otro compositor muy bueno de Cartagena, un industrial prestantísimo, riquísimo, con todos los superlativos, y se lo entrega aquí a un barranquillero que era más carnavalero, Arturo de Castro, y le dijo: “Arturo vé, aquí no me dejan tocar en Cartagena mi pieza. Te la mando para que en Barranquilla la toquen”. La pieza era muy sabrosa, pero la letra tenía algunas cosas que en realidad tampoco era bien que se tocara en un salón de esa catagoría. Se llamaba Sebastián rómpete el cuero, porque decía:
Sebastián rómpete el cuero si pretendes la muchacha
que una casa no se hace con tripas de cucaracha
Eso que es, ah...
Público Risas.
A. De la E: Y después compuso otra mejor todavía: Pepe. Esa era más lasiva. Pero de todas maneras era música. Y ya se estaba abriendo el compás. ¿Qué tienes ahí?
MC: Tóqueme el trigémino.
A. De la E: Oigan Tóqueme el trigémino. Formidable.
MC: En ese momento había un médico español que era experto en eso del nervio del trigémino. Fue a Cuba y fueron los cubanos quienes comenzaron a hablar de eso en sus canciones. Uno de los que habló en las canciones fue Miguel Matamoros con el famoso paralítico. Y hubo otros sextetos que también grabaron canciones alusivas como esa que acaba de mencionar Alfredo, que fue prohibida acá y que vamos a escuchar ahora, que no es la del Trío Matamoros.
-Se oye grabación Tóqueme el trigémino-
Sigue
SALONES BURREROS DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA
(final)
Segunda Parte
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A De la E: Ahora que dijo el Trío Matamoros, también en esos primeros años que entre otras cosas entre los años 1929, 1930, 1931 hasta 1934 no hubo Reina del Carnaval. Hubo Carnaval pero no hubo reina. Eran Capitanas de los clubes. Después, en 1935, se puso de moda un tema de un mexicano, aquel de Negra consentida, Joaquín Pardavé. La Reina del Carnaval de ese año fue la Mona Falquez, entonces la gente cantaba en vez de Negra consentida, Mona consentida y se hizo muy popular. Y el Trío Matamoros que estaba de moda, en todo su apogeo, puso de modo en esos primeros años de la década, dos temas que fueron la locura: Buchipluma no ma’ eres tu, buchipluma no ma´ que duró toda la década y el otro tema fue Cuidaito compa gallo, cuidaito, también famosísimo tema de la época. Todas estas orquestas venezolanas los tienen en su repertorio y se siguen tocando porque no pasaran nunca de moda.
MC: Alfredo, estas eran las piezas que se prohibían en los clubes sociales. ¿Qué sucedía en el pueblo, la gente, en esa década, los veinte, en el treinta?
A. De la E: Ellos bailaban los porros, las cumbias y toda la música popular.
MC: Pero los Salones Burreros ya habían desaparecido.
A. De la E: Si, ya habían desaparecido pero habían los salones...
MC: Los salones se habían trasladados a las cines, a las salas de cine.
A. De la E: ¿Quién iba a ir a cine en el Carnaval? Entonces resolvieron levantar las silletas y poner también salones de Carnaval. Entonces Las Quintas, más allá del Carioca abrió su saloncito; el Granada, frente al cementerio, abrió el suyo; el Colombia, tenía unos bailes famosísimos los tres días del Carnaval. Los únicos que no quitaron sillas fueron el Apolo y el resto porque era muy difícil, pero aquellos tenían todas las facilidades del caso y se convirtieron en salones de baile durante el Carnaval. En la década de los treinta lo que batió records de records fue cuando la Cervecería Barranquilla construyó el Jardín Aguila. Eso fue un templo que no supimos aprovechar. Estaba Barranquilla muy pequeña todavía para ese tipo de cabaret, porque la firma del señor Santodomingo lo que quería era darle a Barranquilla un cabaret a la altura de los Jardines de la Habana, Jardines de Panamá. Pero no pudo, Barranquilla no correspondi&oacutE;. Y se trajo nada menos que a la Orquesta Casino de la Playa, con unas figuras todas de fama internacional, Miguelito Valdés que estaba de moda, y aquel que llamaban “Cascarita”. Y puso de moda muchas piezas. Pero entonces, el Club Barranquilla los contrató para que tocaran en una fiesta de Carnaval pero con la condición que no tocaran tres piezas que no sonaban muy bien todavía. La una era Con tu cara de para pan pin pin pun pam. Entonces, decirle a una niña: “Vamos a bailar con tu cara de para pan pin”, eso que es. La otra fue Ya tu no soplas como mujer.
Esas otras canciones hacen parte de la historia de Barranquilla porque en ese momento ya se ha metido otra música, no obstante que ya los compositores nuestros están proyectando increiblemente toda la música, entre otros aquí nuestro querido amigo (Rafael Campo Miranda) ya empieza a hacer sus primeros pininos, toca su música y él después nos va a contar otros detallitos. Empiezan los músicos, compositores nuestros. Hay una anécdota muy simpática que yo la guardo con mucho cariño, porque inclusive, no solamente pues la supimos porque se conocía de popular, sino porque yo fui muy amigo de ellos. En Bogotá en 1941, Pascual Del Veccio y Enrique Ariza fundaron en la Voz de la Victor “La Hora Costeña”, por vez primera en Bogotá empezaron a oírse los porros, las cumbias y otros. Y había tres compositores costeños allá, que tocaban. Uno era Antonio Peñaloza, el de “Te Olvidé”, el otro era Lucho Berm&ucaute;dez y el otro era José Barros. Y José Barros le compuso, precisamente, otro éxito de Carnaval a Pascual, que fue Don Pascual Del Veccio baila su morena que fue un éxito de Carnaval por los ańos 1940, 1941, poco más o menos. Y empiezan ya, ahí si, a entrar en los clubes. De Cartagena nos venía una orquesta muy buena que la contratábamos para Carnaval, que era la de Pianeta Pitalúa. Alternaba con las otras que estaban acá. Pero tenían pues, esos aires cubanos y sobre todo panameños y de toda esa área del Caribe que se fue metiendo y nos fue dando esa música que ya era sensación en Barranquilla, todos la conocimos y la seguimos bailando. Inclusive ahora, precisamente con motivo de los cincuenta años de la coronación, de la lectura del Bando, hicimos memoria de una gran obra de Campo Miranda, y el nos va a contar, que fue Playa, brisa y mar, que se puso de moda en esos días porque él acababa de componerla y se la acaban de editar. Echa el cuento.
Público: Risas.
MC: A ver maestro Rafa.
Rafael Campo Miranda: Lo primero que voy a contarles a ustedes después de estas semblanzas históricas de nuestro querido terruño, que ha hecho este gran amigo historiador, Alfredo De la Espriella, algo muy breve pero intensamente vivido, es un aporte más a la disertación que él ha hecho sobre los Salones Burreros. Los Carnavales de Barranquilla y de Soledad se efectúan en la misma fecha, entonces yo allá en mi lozana y sonriente juventud, solía irme para Soledad y venía con unos amigos a caballo por el camino viejo de Soledad, entrábamos por la carrera Vesubio...
MC: La diecisiete...
RCM: La diecisiete, y llegábamos entonces a la Calle de las Vacas. Ahí en esa parte, en Vesubio con la Calle de las Vacas, en la década del 30, tuve la oportunidad de apreciar la construcción de un Salón Burrero, una edificación hecha a base de pura madera de cativo, pero con tambos, un poco separado el piso que lo hacían con tablones de cativo, porque eso era un tierrerro, ahí no se podía bailar, entonces para que las parejas pudieran bailar y que los pies se deslizaran sobre las tablas hicieron ese asunto así. Bueno, ocurre que en la Avenida Boyacá había, me estoy refiriendo a la década del treinta, había un cordón de policía que no permitía que los caballos, mulos y burros pasaran a la Calle de las Vacas, que era el epicentro en el Barrio Arriba en el Carnaval de Barranquilla. Yo era en ese entonces ribeño, vivía por los lados esos de San Roque. Pero entonces el Saloacute;n Burrero, se le daba ese nombre porque venían muchos turistas de Malambo, de Sabanagrande, de Galapa, de Caracolí, venían en burro y eso eran unas recuas interminables por el camino viejo, y llegaban entonces a ese punto donde estaba el Salón Burrero y amarraban a los burros en rededor del Salón. Diga usted... ciento cincuenta burros.
Público: Risas.
RCM: Y traían su mazo de hierba y todo. Venían con el ánimo de pasar un rato, conocer, o naturalizarse más que todo con el Carnaval de Barranquilla. Yo recuerdo que nos metíamos ahí a bailar, eran papayeras las que tocaban ahí entonces. El trago lo traíamos en mochilas y la diversión era extraordinaria. Ese es el único aporte, me refiero pues. Eso para mi tiene un valor histórico porque es una vivencia a la cual yo me refiero para reforzar el argumento de mi amigo De la Espriella. Fue vivido, fue sentido, vivido intensamente. Las parejas las encontraba uno disfrazadas, uno bailaba con las monas y no sabía con que mona estaba bailando. A mí me pasó un chasco tremendo que yo no lo he podido olvidar y fue el siguiente: como uno cogía a la mona y bailaba y danzaba admirablemente y nos tomamos unos tragos, y resultó que era un hombre...
Público: Risas.
RCM: Esa es la experiencia que me dejó a mi el Salón Burrero de aquellos tiempos inolvidables de grata recordación.
Público: Risas.
MC: Bueno, vamos a escuchar un fragmento...
A. De la E: Una cosa que se me olvidaba, también del Salón Burrero, que se prohibía terminantemente y se advertía a los señores que iban en burro, que no llevaran burras.
MC: Bueno, vamos a escuchar un fragmento de Sebastián, rómpete el cuero, Daniel Mestre.
-Se oye fragmento de Sebastián rómpete el cuero-
MC: Bueno, esta era la pieza a la que se refiera Alfredo De la Espriella, de Daniel Mestre, que la mandó para ac&aaucte;, porque en Cartagena no la aceptaban. Vamos en seguida a escuchar otro fragmento de la Casino la Playa con su Cara para pan pin pin pum pam.
Bueno, mientras se cuadra aquí este tema, no se si alguno del público quiera preguntar algo o hacer alguna intervención con respecto al tema.
Hombre del público: Alfredo, como era el cuento de las pianolas.
A. De la E: Eran unos rollos comunes y corrientes que tenían unas perforaciones, yo tengo en el museo, se ponían a los pianos, tenían un mecanismo especial y tocaba el piano solo. Para darle sonido, no para tocar. Yo tengo ahí en el museo. Eran muy buenas, venía toda la música, porque los primeros discos que llegaron, eran de la la Columbia y la Victor, por supuesto. Cuando Pelletz Buitrago, en el año 1929 inauguró su emisora el 8 de diciembre, no era con disco sino con orquesta, entonces había tres compositores en Barranquilla y directores que tenían a su cargo los distintos grupos de cuerdas y de piano, que eran el profesor ya mencionado. Emirto de Lima, el profesor Alejandro Barranco que dirigió por muchos años la banda departamental y el profesor Manuel Ezequiel De la Hoz, que era el director de la Escuela de Música del Atlántico, que había sido fundada en el año 1914, se había graduado en Leipzing, fue uno de los barranquilleros más brillantes y que más títulos ha tenido en materia de estudios en Europa y especialmente en Leipzing de donde el vino. Esos eran los tres músicos que habían. Entonces los discos empezaron a llegar en el año treinta, y el primer disco que puso de música popular fue Tóqueme el Trigémino, yo lo tengo acá en el Museo, el original, el primero que se puso, porque los demás eran tocados por orquestas. Después se puso otro de moda que era Divina se ha perdido.
Divina se ha perdido en una noche oscura
Ese fue un tema muy popular de su época, y as&icute; fueron llegando todos los demás que ya ustedes conocen. Y hubo un concurso, inclusive, para ver que temas prefería el publico, y las tres canciones que más se ponían y escuchaban, llamaban por teléfono, era Lamento borincano de...
MC: Rafael Hernández
A. De la E: Rafael Hernández, el Jibarito. La otra era Celosa, que la cantaba una estrella argentina en su tiempo, Mercedes Simone, era muy linda; y la otra era... eran tres... bueno, no me acuerdo. Eran tres que todo el mundo pedía permanentemente, ah! aquella de los ojos...
MC: Aquellos ojos verdes.
A. De la E: Aquellos ojos verdes. Y después Sarita Herrera que se convirtió en la primera cantante barranquillera con éxito internacional, ella fue contratada después de un concurso que abrió la RCA Victor que estaba haciendo una gira por América para ver que cantantes había y Sarita se ganó el premio, precisamente cantando Celosa. Se fue y se quedó allá en los Estados Unidos, hizo una carrera brillantísima. Y después la otra que le siguió también en popularidad y que llevó nuestra música por ese tiempo fue Carmencita Pernett, que precisamente estamos con Comfamiliar coordinando a ver si la invitamos especialmente para que venga a Barranquilla para hacerle el homenaje que se merece, y ella llevó la música de otros compositores como Meyer, Luis Carlos Meyer, que fue la famosa Micaela, llevó en su repertorio la que acabamos de oír de este hombre, Pepe, también la llevó en su repertorio y otras más. Estas fueron las dos primeras que tuvieron mucho éxito y los discos estos conocidos.
MC: Bueno, escuchemos entonces la Casino con su Cara paran pan pin
Hombre Público: Mariano, al respecto de lo que dice el señor de Carmencita Pernett, yo tuve la oportunidad de convivir veinte años con ella en Lima...
A. De la E: Ah! bueno!
Hombre Público: Y una canción que sonó muchísimo por allá se llamaba La múcura.
A. De la E: Claro! Ella tiene un repertorio inmenso.
Hombre público: No se si la primera, pero quien llevó nuestra música a México fue Carmencita Pernett.
A. De la E: Claro!, por eso le queremos hacer el homenaje.
CM: Ella fue la cantante femenina, como vedette, de espectáculo, quizás más importante que ha dado Colombia en este siglo, y Barranquilla por supuesto.
Voz Hombre: Yo no sé si en Colombia han habido otras vedettes
MC: Porque antes de ella, en México ya Luis Carlos Meyer con Rafael de Paz habían dado a conocer la música colombiana, que fue en el año 46, 47, cuando se grabó Micaela con Rafael de Paz, después La puerca y después vinieron los temas de José Barros, los temas de Lucho Bermúdez, el tema de Escalona La historia; y Carmencita vuelve y graba con estas orquestas, con Rafael de Paz a comienzos de la década del 50 cuando ella se va para all´ y es un éxito rotundo. Toda la década del 50 tuvo un papel importante allá en México sobretodo.
Hombre Público: ¿Ella era barranquillera o cartagenera?
A. De la E: Naciá por allá pero no importa, Barranquilla no tiene límites.
MC: Una pregunta acá de este lado Alfredo.
Hombre público: La Opera del Mondongo en Barranquilla, ¿Cómo fue que se formó?
A. De la E: Ah no! Esa si fue una cosa que nació así, pintoresca, de la gente, de sacar esa expresión popular, pero no tiene nada.
Hombre público: ¿Cuándo es que sale?
A. De la E: Eso es más cerca, eso es para acá por los años 50, 55, 60, por ahí. Todavía no tiene historia.
Hombre público: Alfredo, explícanos que motivó el hecho de que de 1929 al 34, no hubo reina del Carnaval.
MC: La pregunta es ¿Por qué del 29 al 34 no hubo reina del Carnaval?
A. De la E: Había una situación dif&iacutE;cil económica, fue el gran crack internacional mundial, bajó un poco la cosa, la gente se solidarizó, que no se podía gastar plata, esas cuestiones, y los clubes dijeron que sí para que hacer los bailes suntuosos y todas esas cosas y no hubo reina; y después vino la guerra con el Perú, entonces todavía hubo más solidaridad, pues como se iba a hacer la guerra si Colombia estaba en ese trance tan pesado. Hasta que pasó eso y en Barranquilla se dispuso que en el año 35 que fue un año, por cierto, extraordinario para Barranquilla, fue el año cuando se realizaron las Terceras Olimpíadas en Colombia, que en realidad fueron las primeras porque fue cuando asistieron más de ocho departamentos, perdón, eso fue en el 46. Esto fue en el 35, cuando se construyó el Estadio Municipal, que fuimos campeones en todo, batimos récords en todos los deportes, Barranquilla se consagró. Y entonces se nombró reina, repito, a la Mona Falquez y hubo reina del deporte inclusive. Ese fue un año precioso. Se abrió la Exposición de Productos Nacionales con edificio propio, que es hoy Bellas Artes, se había convertido en la primera Feria Nacional, no se había hecho nunca en el país una feria como esa, permanente; se llamaba Exposición Permanente de Productos Nacionales; y se firmó el contrato para construir y se inauguró al año siguiente el Terminal Marítimo y Fluvial, con la terminación ya de la entrada de Bocas de Ceniza. Ese fue un año próspero para Barranquilla, que marcó hitos increíbles, fueron los años 35, 36 y 37, esos tres años fueron definitivos. Y después del 36 para adelante tampoco hubo reina, 37, 38, 39, 40 y 41 no hubo reina, hubo Capitanas en los Clubes; y se atravesaron los problemas con la Guerra de España, la Guerra Mundial, hasta que en el 42 la Sociedad de Mejoras Públicas se encargó de recuperar esa tradición. Ya estábamos un poquitico más calmados, ya estábamos más tranquilos de problemas. A partir del ańo 42 siempre ha habido reina, a excepción del año 48 que tambión por los problemas políticos de su tiempo hubo un recesito y no hubo más que capitanas. Después siempre ha habido reinas. Y el único año que se suspendió un Carnaval, pero por motivos obviamente muy duros para Barranquilla, fue en el año 47 cuando Ana María Emiliani fue reina, el 15 de febrero de 1947, estando en plena Batalla de Flores se conoció la noticia del avión que se estrelló en el tablazo, ahí se mataron más de 20 barranquilleros, muy distinguidos todos y por supuesto el Alcalde dictó un decreto: duelo en Barranquilla. No dijo “Acábese el Carnaval”, pero todo el mundo por respeto, por educación. Fue el único año que nada mas hubo hasta la Batalla de Flores y el año también que se coronó por primera vez a Ana María Emiliani en el Estadio Municipal. Ahí murió Romelio.
MC: Bueno, ahora sí escuchemos.
-Se oye la grabación de Cara para pan pin pin pum pam, por parte de la Casino la Playa-
MC: Bueno, ya del tema este nos comentaba Alfredo la prohibición que había tenido la letra más no el ritmo. El ritmo en ese momento debió ser bastante fuerte, sobre todo para los clubes sociales porque en los salones de cine, que era donde se realizaban los bailes populares era donde se gozaba la música nuestra que tenía unos ritmos muy cercanos a estos. Bueno, creo que por hoy podemos dejar el tema hasta allí. Este tema por supuesto no se agota aquí, apenas es tratar de acercarnos un poco históricamente a este tema, después vendrá lo que ha sucedido de la década del cuarenta hacia acá, hacia los años ochenta y noventa con respecto a los espacios bailables hoy en día. Antes de terminar quiero darle la palabra al Maestro Rafael Campo Miranda, quien en el año 49, según comentaba Alfredo cuando escribió su primer Bando de Carnaval, el tema de Playa, brisa y mar se convirtió en un éxito y el Maestro Campo Miranda quiere anotar algo al respecto.
RCM: Por sugerencias también de mi amigo Alfredo, él quiere que yo haga un breve recuento de una obra mía intitulada Playa, que estuvo muy de moda en aquellos tiempos pretéritos de tan grata recordación para nuestro Carnaval. Ocurre que una de las primeras composiciones que yo hice, que yo concebí, fue Playa. Pero en aquel entonces no ten&iacutE;amos aquí en Barranquilla casas grabadoras, y yo anduve con esa obra debajo del brazo caminando por todas partes de Barranquilla para ver quien me grababa esa obra. Al fin me encontré una vez con mi querido e inolvidable amigo, Francisco “Pacho” Galán, que en paz descanse y me dijo al leer la partitura, o sea el guión musical de la obra, me dijo “Rafa, esta obra vale la pena que la grabes” y entonces fuimos allá a la.... Foto Velasco, hablamos con Eliécer Velasco que era el representante aquí del sello Odeón. La obra fue arreglada por Pacho Galán y enviada a Buenos Aires y fue grabada con el sello....bueno de todas maneras, la orquesta Odeón, el sello Odeón, la orquesta que interpretó la obra fue la orquesta de Armani y su Orquesta cantando Marfil y Ebano. Esa obra llegó aquí a Colombia, pero entró por Bogotá, y una vez un amigo, compañero, locutor, me dijo “Mira Rafa, allá en Bogotá vi un disco que en la parte central, el círculo ese verde dice Rafael Campo Miranda.” Bueno aquello para mí fue acontecimiento extraordinario, casi inolvidable, que una obra mía hubiera sido grabada por primera vez. Luego llegó a Barranquilla y desde ese preciso momento empecé yo a darle el mérito que merecía mi trabajo compositivo que venía desarrollando desde hacía varios años. Fue Playa, esa que dice:
Playa, brisa y mar
es lo más bello de la tierra mía
Fue la obra que me abrió a mí la puerta para yo dedicarme a esta labor compositiva que tiene cincuenta años y que para mí ha constituido el gran patrimonio de mi vida porque es un regalo que yo le he dado a mi comunidad. Eso es todo lo que tengo que decir en relación con Playa que estuvo de moda en aquellos tiempos inolvidables.
A. De la E: Y a propósito, Rafael también ha escrito un libro donde ha recogido muchas de sus experiencias relacionadas con la música, está ya e imprenta y es probable que en abril esté listo para lanzarlo. Vamos a hacer también, aprovechar este lanzamiento, para hacerle un gran homenaje que se merece, quien ha sido uno de los cultores de la música barranquillera. Estén pendientes de eso.
Pronto estaremos de nuevo en sintonía
Chao Kico